01 septiembre, 2005


IV Congreso Mundial de Psicoterapia
Malestar general: la consulta más frecuente de la clase media La inestabilidad es el mayor disparador de conflictos dentro de las familiasInfluyen la acumulación de problemas económicos y la falta de estabilidad laboral, entre otros
Muchos padres tardan en "soltar" a sus hijos al mundo externo.La inseguridad -sea o no sólo una "sensación"-, los malabarismos con uno o dos sueldos para poder llegar a fin de mes después de jornadas de trabajo de más de ocho horas, el aumento de los precios en el supermercado o la cada vez más frecuente falta de estabilidad laboral se transformaron en tensiones que lograron llevar a las familias de clase media a buscar ayuda psicológica con más frecuencia. "En este momento, el malestar general es la consulta más frecuente entre la clase media. Ese malestar está como exacerbado por la dificultad económica, la inseguridad, la desazón social y por lo que cuesta vivir. Esto se suma a la rapidez con la que todo se vive y el hedonismo, la satisfacción propia: si algo no me gusta me voy", señaló a LA NACION la psicóloga Irene Loyácono, directora del Centro de Terapias con Enfoque Familiar, al finalizar un simposio sobre terapia familiar en la clase media de Buenos Aires durante el IV Congreso Mundial de Psicoterapia, que finaliza hoy en esta ciudad. Esa acumulación de diferentes tensiones vividas a diario que produce una sensación de falta de estabilidad hasta en el corto plazo afecta de manera directa la relación entre la pareja y entre padres e hijos. "Si llego a casa con mala cara por problemas en el trabajo, porque el tránsito estuvo pesado, porque discutí con alguien o porque viajé apretado en el subte, estoy invitando al otro a defenderse porque estuvo en casa sosteniendo el hogar, lidiando con los chicos o, también, porque tuvo los mismos problemas -explicó la licenciada Loyácono-. La verdad es que hoy hay muchas dificultades para sostener una vida familiar como la gente." Es por esto que en la terapia el profesional intenta que todos los integrantes de la familia puedan desarrollar la habilidad de ponerse en el lugar del otro, de darse cuenta de los efectos que produce con sus actitudes y sus respuestas y de aprender a reconocer cómo los "circuitos" de comunicación dentro de la familia se retroalimentan de manera permanente. La terapia también incluye que los padres aprendan a "soltar" a los hijos en el momento adecuado. "Es cierto que los chicos están expuestos a muchos más riesgos ahora que hace años, pero no se debe demorar su salida al mundo externo -insistió Loyácono-. Hay familias en las que hay chicos de 14 años que no saben viajar solos en colectivo o subterráneo porque por la inseguridad los padres los llevan y los traen. Los chicos criados en countries, por ejemplo, no saben moverse en la ciudad, y cuando lo hacen dan señales de vulnerabilidad y son atacados por los leones? Hay más inseguridad, pero hay que saber diferenciar entre lo posible y lo probable: los hijos deben aprender a desarrollar señales de alerta y formas de defensa para saber si están o no en peligro." Adopción, también Otro motivo de consulta, que es más frecuente en la clase media, son los problemas y las incertidumbres que plantea la adopción. "Lamentablemente, se supone que no hay que preparar nada para recibir a un niño en adopción. Y esto es lamentable porque desde los organismos del Estado no hay conciencia de cómo hay que ayudar a esas parejas. Sobre todo, cuando los chicos no son bebes", dijo a LA NACION la psicóloga Alicia Beramendi, coordinadora del Departamento de Trastornos en la Fertilidad y Adopción del Centro Oro. Según comentó la especialista, cada vez que durante el tiempo de guarda (período en el que el Estado realiza un seguimiento de la adopción) la pareja adoptante plantea dificultades con el niño, se produce un enorme desconcierto: "Es muy frecuente en el caso de chicos que sufrieron situaciones de abandono o violencia que pasen por un período en el que se resisten al vínculo amoroso con los padres porque tienen que ponerlos a prueba para poder confiar", dijo Beramendi. Esto, en realidad, significa que el niño encontró personas que escuchan sus angustias acumuladas. "Si esto no se le explica a la pareja, el resultado puede ser la sensación de no considerarse aptos" para la adopción. Por Fabiola Czubaj De la Redacción de LA NACION 30/08/2005