24 agosto, 2016

Manzanas gratis en Sodoma y Gomorra

Encuentro un curioso paralelismo entre lo sucedido en Plaza de Mayo  y lo publicado por el Arzobispo de La Plata, Héctor Rubén Aguer. En el mismo día, los manzaneros daban muestra de la destrucción de su legítima fuente de ingresos y el arzobispo reproducía la advertencia de Lot en las puertas de Sodoma. Las dos imágenes son muy malas noticias.

La manzana, fruta de connotaciones bíblicas, si las hay, al ser regalada logró convocar una larga hilera de oportunistas al paso. Los mangueros no llevaban ni un ápice de solidaridad para con la economía moribunda de un sector productivo; ellos querían fruta gratis ya. Placer gratuito al instante y sin dar nada a cambio. Una metáfora insuperable de la actitud del ciudadano del presente.

Horas antes, en la cabeza de una autoridad de la iglesia católica se fue horneando un texto cuyos ingredientes básicos provienen de los relatos de las chamuscadas Sodoma, Gomorra y alrededores. «Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos habiendo fornicado e ido en pos de vicios en contra de la naturaleza, fueron puestas como ejemplo, sufriendo castigo de fuego eterno.» Judas 1;7

El problema es que estamos en 2016 y sería un incordio sufrir una lluvia de fuego y azufre derretido, justo ahora que Internet cumple 25 años de la primera World Wide Web, o sea la primer página de acceso libre y público… con tanta porno gratuita y de tan buena calidad.

Un abombado lector de noticias surtidas bien puede imaginarse en la Gomorra de aquellos años, donde el ciudadano medio sólo estaba a la pesca de tranzar sumariamente y le importaba un pepino las advertencias de castigos eventuales por mala conducta. Y mucho menos le importaba el prójimo. Lot, un moishe modosito cumplidor con las leyes de Dios, no se ahorró el esfuerzo de ir a avisarles a los sodomitas –con perdón de la palabra- de la calentura silenciosa que le estaban produciendo al mismísimo Creador. Es más: el israelita pregonero tenía la posta de que la cosa pintaba fulera si no paraban la mano. Nadie lo escuchó.
Y en eso es en lo que debemos poner la lupa: en ambientes de gran jolgorio no quieras poner freno de mano porque te van a dar un shot nel´ort entre carcajadas y cargadas. Es más: donde todo es jajajá y dunga-dunga, liquidar a un advertidor forma parte del divertimento.
Todo aquel que en algún momento osó levantar el dedito para señalar el choreo ká, fue acallado por una bullanguera murga nac&pop. El que objetó la liquidación de las empresas estatales en tiempos del menemato, fue tomateado por Doña Rosa, mujer cultivada por Tiempo Nuevo y cuya flor perfumó la enajenación de los trenes, aviones, teléfonos, etc, etc… El que dijo que el aumento en los servicios públicos era una barbaridad fue olímpicamente ignorado.

Al mismo tiempo, se vuelve a cumplir el diagnóstico de Lilita, acerca de que “El gobierno comunica muy mal”… Bueno en este caso no ha sido un miembro del gabinete presidencial, pero ha comunicado muy mal, casualmente en coincidencia. Aguer advierte como Lot acerca de lo que irrita al Supremo; pero los textos bíblicos señalan que Lot fracasó fiero en su cometido y hasta quiso tranzar entregando a sus hijas… cosa que se le cuestionó a Cordera días pasados.  


Coronando la serie de casualidades, Cavallo habla ponderando aquella filosofía neoliberal noventista. Y justamente aporta coincidencia mística con el relato macrista de que “ahora estamos mal, pero es para nuestro bien”. El dogma neoliberal repite el mandamiento de que primero hay que estar mal para luego, más adelante, disfrutar de los beneficios de la “teoría del derrame”. Hoy hay más desocupación porque “ahora viene el empleo de calidad”, lo dice en medio de un paro nacional de la educación, cuando para contar con empleados de calidad, la ciudadanía debe contar con educación de calidad.