23 junio, 2019

HOY: SEMIOTICA

En algún tiempo se decía "lo semblanteó de arriba a abajo". Semblantear: tomar conocimiento del semblante; mirar con atención al otro y registrar sus actitudes, gestos y coloratura de la piel -entre tantos otros "signos".

El semblanteo es una acción de registro perceptivo e interpretación de los signos emitidos por el objeto observado. Las conclusiones a las que el observador arribe constituyen la "semiótica" del objeto. 

La semiótica es el proceso del intelecto que relaciona al signo, al objeto y al observador; es la interacción de estos tres elementos; vale mucho la experiencia y el conocimiento del observador. Un cartel de curva al costado de la ruta es una chapa pintada de amarillo y negro (como objeto) pero para el conductor de un vehículo es un aviso (un signo) de que el camino deja de ser recto y hay que girar el volante en el sentido en que la curva dibujada indica.

La semiosis es cualquier forma de actividad, conducta o proceso que involucre signos, incluyendo la creación de un significado. Es un proceso que se desarrolla en la mente del intérprete; se inicia con la percepción del signo y finaliza con la presencia en su mente del objeto del signo. Es la "acción de los signos".

La "semiosis" es la resultante de la cooperación de los tres soportes del proceso semiótico: un signo, su objeto y un interpretante, que coadyuvan en el proceso de producción de un sentido y construcción de la realidad.

El signo en sí, es una manifestación material y perceptible que representa a otro objeto.
El objeto, es aquello representado, esto es, aquello de lo que el signo da cuenta.
El interpretante, o sentido que el signo produce y que se traduce en otro signo o representamen.

El signo, es un elemento dotado de unidad y carga informativa, tiene una naturaleza diversa, pues signo es la letra, el gesto, el canto del pájaro, el olor, un sonido… El signo, heterogéneo e infinito, es inseparable del sujeto cognoscente.

El interpretante realiza un trabajo de "decodificación" de los signos percibidos. Esta decodificación se realiza sobre un sistema establecido (el alfabeto: sistema de signos que permiten la escritura y lectura de mensajes). La interpretación es la composición del sentido que los signos tienen para el sujeto que los recibe, en el ambiente en que ambos están: "el contexto". Para distintos ambientes, los significados pueden ser muy diferentes.

Una autora que más adelante citaremos dice que "la realidad no es el objeto, sino el contexto". Esto es, para nosotros, un aparato rectangular en el living es un televisor aunque jamás hayamos visto ese modelo ni sepamos manejarlo; pero conocemos el contexto y deducimos que se trata de un aparato de TV.

La semiología médica estudia y clasifica una tipología de síntomas que ayuda a determinar qué enfermedad se padece. El médico clínico es -básicamente- un semiólogo de la patología en humanos. La experiencia práctica acrecienta la capacidad de decodificación semiótica (el viejo concepto de "ojo clínico")

Y para un político, qué es la semiótica?

Es el proceso que le permite hacer diagnósticos de la realidad social con aceptable grado de certeza. Consecuentemente, podrá elaborar planes o plantear estrategias que conduzcan las acciones de gobierno al logro "eficiente" de problemas sociales.

Volviendo al principio; el buen político ha de semblantear la realidad, leer las entrelíneas de la información disponible y componer un cuadro de tensiones lo más fiel a la realidad. La semiótica como herramienta para la interpretación de la realidad social ahorra mucho trabajo y evita fracasos.  

El político avezado sabe que la realidad está dada por el contexto social en el que se desenvuelven las actividades humanas. El contexto se construye con el discurso y la acción; y puede modificarse con las mismas herramientas. Sobre el final del gobierno de Cristina, el contexto socio político tenía como rasgo saliente el distanciamiento entre el gobierno y los reclamos de la ciudadanía. Hoy se da la misma situación pero con actores diferentes.



10 junio, 2019

Puede no ganar Cristina?

Sí.

Hablemos de ENTROPIA


Cuando se plantea la pregunta: «¿Por qué ocurren los sucesos en la Naturaleza de una manera determinada y no de otra manera?», se busca una respuesta que indique cuál es el sentido de los sucesos. Por ejemplo, si se ponen en contacto dos trozos de metal con distinta temperatura, se anticipa que finalmente el trozo caliente se enfriará, y el trozo frío se calentará, finalizando en equilibrio térmico. El proceso inverso, el calentamiento del trozo caliente y el enfriamiento del trozo frío es muy improbable que se presente, a pesar de conservar la energía. El universo tiende a distribuir la energía uniformemente; es decir, a maximizar la entropía. Intuitivamente, la entropía es una magnitud física que, mediante cálculo, permite determinar la parte de la energía por unidad de temperatura que no puede utilizarse para producir trabajo (la cantidad de energía que se pierde)…

La variación de entropía nos muestra la variación del orden molecular ocurrido en una reacción química. Si el incremento de entropía es positivo, los productos presentan un mayor desorden molecular (mayor entropía) que los reactivos. En cambio, cuando el incremento es negativo, los productos son más ordenados. A mayor desorden, mayor entropía -mayor disipación (pérdida) de energía; a mayor orden, mayor eficiencia en el uso de la energía…

En la Física, se estima que el universo tiende a “aquietarse” o “enfriarse”, es decir tiende a disipar toda su energía: es la denominada Muerte Térmica del Universo; el momento de la máxima entropía. Lo que quiere decir que todo se está degradando todo el tiempo. El proceso natural de la materia es degradarse.

El concepto de entropía ha sido tomado por la informática, la biología, la psicología, la sociología y otras disciplinas de la Ciencia. 

Se ha calculado que el aprovechamiento energético del cuerpo humano –tal vez uno de los más eficientes- no supera el 45% de la energía que ingiere a través de los alimentos. Por lo tanto, vivir es un suceso bastante entrópico. Calentar la casa en base a leña, consume bosques … y así pueden citarse infinidad de ejemplos en los cuales se consigue un estado más confortable que el que la naturaleza nos brinda, pero a costo oneroso en recursos renovables y no renovables.

En un Sistema Social, el corpus de leyes que regulan las relaciones entre individuos y entre instituciones e individuos, se explica como el intento por disminuir la entropía, que sería máxima si cada individuo practicase el libre albedrío. O sea: no habría Sociedad, sino un aquelarre o una hecatombe.

La ausencia de leyes, las leyes descontextualizadas, el delito… son elementos que aportan al incremento de la entropía; o sea, al desorden. Siempre habrá en una sociedad cierto grado irreductible de entropía dado que los individuos presentan distinto grado de eficiencia en su desenvolvimiento social derivado –en parte- por el grado de conocimiento –educación- que posean.

Una sociedad altamente entrópica resulta onerosa en términos financieros: los recursos económicos son subaprovechados y crece el endeudamiento. La Administración, viene a aportar herramientas para reducir las pérdidas e incrementar la eficiencia en el uso de los recursos –sean materiales o intelectuales-. La cohesión social es un potente reductor de la entropía.

Siguiendo ésta analogía en lo social, un actor político debería ser un perito en el manejo de los sistemas sociales, procurando en todo momento que la entropía local sea mínima. En otras palabras: un político tiene que aportar directrices para organizar, cohesionar, concordar y construir instituciones para aportar a la sociedad un mayor estado de bienestar.

Vivir, es de alguna manera, una lucha contra la entropía omnipresente. A favor de la entropía están todas aquellas prácticas que fragmentan, impiden, coartan o destruyen.

Más adelante podríamos analizar cómo y por qué, ciertos individuos apuestan a incrementar la entropía en una sociedad; aún a sabiendas que eso conlleva penurias para un gran número de ciudadanos.