Encontré -a través de Google- el artículo "Adolescentes Aburridos", de Lic. Evelina Viviana Brinnitzer y me vino a la perfección para un pequeño trabajo que tengo que presentar en el curso del Profesorado de Enseñanza Técnica que estoy haciendo.
http://es.scribd.com/doc/24350023/Adolescentes-Aburridos
A raíz de unas charlas que surgieron en clase y por referencia de mi hija de 15 años, he notado que algunos varones adolescentes "deciden" llevarse todas o la gran mayoría de las materias para rendir en finales. Rinden bien y pasan de año.
A raíz de unas charlas que surgieron en clase y por referencia de mi hija de 15 años, he notado que algunos varones adolescentes "deciden" llevarse todas o la gran mayoría de las materias para rendir en finales. Rinden bien y pasan de año.
Filtrando un poco el tema, aparecen estudiantes con probada capacidad intelectual que se "enrolan" en esta corriente, a diferencia de aquellos que realmente tienen problemas de aprendizaje o comprensión o madurez. Esos estudiantes que "hacen la plancha" durante el año y que rinden exitosamente en marzo no son pocos.
Surge el interrogante acerca de las causas por las cuales realizan esta especie de "ruleta rusa" sobre el año lectivo, una especie de "pasar finito" de un año a otro. ¿Acaso se trata de una especie de "probanza del valor", una muestra de "hombría"?. Porque entre las chicas esta tendencia es prácticamente nula.
Enfrentar el momento de dar la terrible novedad en casa a fin de año. Tener el valor de presentarse ante los examinadores, exponerse, ser inquirido, responder, defender una respuesta... un "fogueo" ante el que pocos se atreven y en el que algunos quedan en el camino. De "volver" a estar con los compañeros de promoción, en el año siguiente, él mismo es el símbolo del acto temerario, la templanza y la victoria. Una especie de Indiana Jones de nivel local.
Preguntada mi hija sobre si compartía esta visión sobre el caso, respondió con un "es totalmente al pedo"; ese tipo de acción a lo "rebelde sin causa" no le movió ni un pelo. Sin embargo no descarto que a alguna niña pueda interesarle estar cerca de un "lanzado" así.
El tema es, casi con seguridad, entre varones. Por esas cosas de lo mediático, en especial con relación al deporte; por cada uno que transpira la camiseta en la cancha, ¿cuántos miles de "pasivos" pero enervados televidentes hay?. En el caso del "marcero" (rendidor en marzo), ¿no se da una situación similar, donde varios "espectadores" palpitan el resultado, pero sin ser protagonista directo del drama en ciernes?.
Si esto fuese así, tendríamos un escenario -literalmente hablando: "escenario"- donde hay un héroe en progreso, actores secundarios a favor y en contra, despertando amores y odios. Adhesiones y detracciones. Docentes amenazando, presionando y hasta conspirando contra los planes y deseos del protagonista. El aula deja de ser un lugar alienante, matador de emociones, para "proyectar" el desarrollo de una historia estructurada sobre el estándar de la guionística mediática que se extiende -oh casualidad- durante el ciclo anual, igual que las telenovelas.
El aburrimiento crea el vacío para la libre interpretación de un clásico griego ineludible. ¿Estará en los genes humanos impreso el relato homérico de la epopeya y se tiende a buscar la oportunidad para representarlo?. O acaso no le damos crédito a la médula temática de los video juegos que nuestros jóvenes devoran frente a pantallas y pulsadores.