20 abril, 2016

Corso a contramano

La "Cultura" de prepo, molesta.

S/nota La Nación: "Las dos caras del Carnaval: una alegre fiesta popular que suele molestar a los vecinos. Los corsos son la ocasión anual en la que las murgas se exhiben con orgullo; los barrios padecen los cortes de calles".




Historia: ciudad joven, carnaval oportunidad para fiesta. Vecinos acordaban destinar la mejor calle del barrio a la celebración. Murgas, orquestas, pitos y matracas. Las nenas crecieron y los atorrantes ya fuman: con ese bombón casamiento. El vecindario estaba motivado, no sólo para ir sino para organizar el corso. Los donantes de la calle del corso eran secretamente venerados. Hoy conocemos a nuestra pareja en el sempiterno carnaval de ese lugar electrónico que abolió la geografía física.

El problema es que aquel sentimiento hacia los carnavales callejeros de la ciudad joven, está engominado en el imaginario del funcionario que cree que poniendo juntos los ingredientes la masa levanta. La levadura es otra. Hoy los patrones de la vereda son una sociedad anónima; ¡andá a consensuar por más comunero que seas!.

No nos pone tristes que el "carnaval de barrio" haya quedado en el pasado, nos disgusta entristecer el recuerdo de una actividad que el tiempo retiene para sí. No te deprimas, es común confundir Historia con Cultura.

Cultura es un arma muy proclive a sacar el tiro por la culata. Ojo.