03 mayo, 2016

¿Está tocando fondo el sistema democrático?

La democracia ¿está tocando fondo?
En 48 horas el gobierno de Cambiemos sufrió una erosión equivalente a un año de mandato. Un seguimiento en los contenidos de los memes en Twitter que hacen blanco en Macri y en los ministros más expuestos, revela que de la gracia cómplice se pasó al sarcasmo agresivo y a la denostación. En Facebook, donde el usuario pude expresarse con más palabras, son pocos los que hacen un sesudo análisis de la realidad y sí son muchos los que lanzan sin tapujos un epíteto contundente y desencajado. De las mieles lisonjeras que florecían bajo fotos de los Macri a los besos con los Obama, pasamos a registrar una merma en los “me gusta” hasta quedar en soledad y silencio tras toda imagen de alabanza a la gestión presidencial.
Es que el corsé ajustadísimo al que se sometió a la sociedad a través del incremento en los precios, llamado eufemísticamente “sinceramiento”, va a derivar en serios problemas laborales y consecuentes sacudidas sociales.
A esta altura de la vida institucional bien sabemos que gobernar implica imponer e imponerse ya que se administra sobre necesidades y demandas de muy diversa índole y de aguda gravedad en la mayoría de los casos. Hacer pagar los costos de los desbarajustes a la sociedad no genera la mejor de las relaciones.
Y esto tensa más la cuerda cando se hilvanan una serie de costos recayendo en un solo sector: la clase trabajadora, que abarca al del salario mínimo, al comerciante y al gerente con mayores honorarios. Los que están fuera de la zona de impacto del “sinceramiento” son los rentistas, que a la luz de lo que se ventila, han desterritorizado sus capitales.
Resulta llamativo encontrar muy pocas referencias a las “disfunciones sociales”, pero claramente, que el “Estado es lobo del estado” se perfila como un postulado consistente observando los hechos a lo largo de 33 años de institucionalidad democrática.
El kirschnerismo fue un período pródigo en lemas y slogans; uno de ellos, el de “los intentos derrocatorios” fue la adjetivación con la que  se contraatacaban las críticas de la oposición. Pero hay verdad objetiva tanto en las críticas como en las defensas: el daño que causa el uso Poder en forma interesada y desequilibrada, ha de manifestarse tiempo más adelante y siempre lo paga el pueblo.
A menos de seis meses de gobierno de la alianza Cambiemos, leemos en las redes sociales sentencias “derrocatorias”. La pregunta es si los tiempos se han acelerado o si las cosas no han cambiado.

O, en todo caso, cabe preguntarse si las "disfunciones" en el esquema de instituciones de base democrática se han hecho crónicas y, a semejanza del sistema capitalista que parece no encontrar fin a su crisis, están en fase de obsolescencia.