28 mayo, 2006
Vargas Llosa
Sábado 27 de mayo de 2006
Vargas Llosa presentó "Travesuras de la niña mala"
El amor no es un tema ligero
El escritor defendió su elección de una historia romántica en su último libro "Será una debilidad senil", bromeó Mario Vargas Llosa, ante la pregunta que insistía en saber por qué eligió escribir una historia de amor.
"El amor es la experiencia más compartida de los seres humanos y es uno de los grandes temas de la literatura. Contar una historia de amor de manera fresca era una idea que me daba vueltas desde hace muchos años, pero no me atrevía", concedió el escritor, en referencia a "Travesuras de la niña mala" (Alfaguara), su última novela.
Es, en efecto, una crónica de los amores itinerantes de Ricardo Somocurcio -un traductor de la Unesco, peruano, claro, cuya única ambición es vivir en París- y Lily, la "niña mala" del título, esquiva, egoísta y desprejuiciada. Tan importante como esa historia de vaivenes emocionales es el entorno en que se desarrolla: Vargas Llosa hace circular a los personajes por el París revolucionario de los 60, el Londres hippie y liberado de los 70, el Madrid de los 80, y los entrecruza con revolucionarios idealistas, hippies, chamanes, la frivolidad de la alta sociedad parisina y londinense y, de lejos, un Perú siempre convulsionado políticamente.
Desde Madrid, en una videoconferencia con periodistas de once países latinoamericanos, Vargas Llosa defendió el tono "ligero" de su última obra, rescató el entorno de ciudades y acontecimientos como "lo más autobiográfico de la novela" y se detuvo en los escritores jóvenes latinoamericanos, en quienes lamentó la ausencia de "interés por la política". "Hay textos que a uno le hacen pasar malos ratos, pero esta novela la he escrito con mucho gusto, pasándolo bien", contó, coherente con su idea de que "con la literatura nos defendemos de la infelicidad".
"En este amor, como en todas las relaciones amorosas, hay altibajos, momentos hermosos y otros dramáticos, pero si le preguntáramos a Ricardo si pudiera elegir, estoy seguro de que elegiría quedarse con ese amor", interpretó el autor de "La Fiesta del Chivo". "Sin esa pasión, su vida hubiera sido mucho más gris, más rutinaria, más mediocre", dijo.
Sin ligerezas
¿Marca esta novela un giro hacia una prosa más ligera?, se le preguntó. "El amor no es tan ligero, es un tema que puede ser muy dramático. Lo que es más ligero es la manera como esa historia está contada. El título es risueño, tiene algo de picardía y humor, y quizás eso puede dar idea de una novela más bien leve, pero allí se tocan temas importantes", se defendió sin perder la sonrisa.
Como sucede en la mayoría de sus textos, la novela tiene elementos autobiográficos, que el autor reconoce, pero esta vez están puestos en el entorno. "Allí he usado mucho más mi memoria y experiencias porque he vivido en las ciudades y en las épocas allí descriptas", relató, y las usó como "el telón de fondo apropiado para mostrar en qué contextos políticos y sociales tenía lugar esta historia", dijo el ganador del Premio Cervantes.
Desde Europa, donde vive, el escritor rescató la aparición de una generación de escritores latinoamericanos "con una pasión absorbente por la problemática contemporánea", pero lamentó que muchos no se interesen por la política. "Creo que el escritor debería contribuir a hacer tomar conciencia de la importancia de la libertad y la democracia", afirmó.
Al tema volvió cuando, desde la Argentina, se le preguntó por la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú, el próximo 4 de junio. "Son unas elecciones cruciales porque de ellas puede resultar que se desplome la democracia que tenemos o que continúe. Creo que sería una insensatez, casi un suicidio, renunciar a la democracia y elegir el autoritarismo militarista y nacionalista, que tantas catástrofes trae consigo", analizó.
Por Raquel San MartínDe la Redacción de LA NACION
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